Un 27 de noviembre comencé a
tenerle miedo al cielo, hoy 17 de febrero es la primera vez que lo miro con
esperanza.
Tenía mucho tiempo sin tomar mi
teclado y dejar que mi corazón comenzara a hablar por mí, hoy decidí que la
magia que estaba sintiendo desde hace varios días tenía que convertirla en algo
¡Y qué mejor manera que convertirla en letras! Las letras han sido mi hogar
desde que tengo uso de razón y probablemente estuve lejos de ellas un tiempo,
pero me prometí a mí misma volver a este lugar tan seguro y convertirlo en mi
propio arte.
En el tiempo que estuve lejos, me
cruce con almas nuevas, con personas que llenaron mi camino de nuevas
experiencias, que le dieron a mi mundo una nueva visión de colores y me permitieron
crecer en conjunto con ellas ¡Hay tanto que quisiera agradecer! Sin embargo,
esas personas poco a poco se iban volviendo fantasmas y a pesar de que al
principio me sentí abandonada, hoy aprendí a convivir con la idea de que cada
fantasma hoy es una estrella nueva.
Estrella a la que miro sin miedo
porque lejos de tenerle rencor, le guardo muchísimo amor, porque fue un punto
de luz en mi camino y fue mi guía, si pudiera verla otra vez le diría que estoy
agradecida de haber coincidido y que estoy feliz de haber podido caminar de su
lado y de aprender de ella, y que lejos de haberme quitado la esperanza ¡Me
regalo muchísimo más esperanza!
Esperanza, de que existen cosas
buenas, de que las princesas y los cuentos de hadas se hacen realidad, de que
existe la magia en cada uno de nosotros y que cada sueño es importante y cada
persona que llega a nuestra vida lo hace para enseñarnos algo y por supuesto
¡Cada estrella en el cielo es una persona! Persona que en algún momento te
brindo esa magia y te regalo parte de su luz para continuar transitando por
este hermoso camino que es la vida.
Vida que estaré dispuesta a vivir,
que cada miedo nuevo que nazca lo transformare en mi propio arte y que este nuevo
capítulo pueda mirar al cielo pero no para encontrarme con esa estrella, sino
para enamorarme nuevamente de lo bonito de las constelaciones, de ver el
firmamento con alegría y enfocarme en regalarle un poco de mi magia a
cualquiera que esté cerca de mi.
Porque venimos a este mundo,
lleno de arte y luz, lleno de sueños e
historias de gladiadores o de médicos a ser felices cada día, a aprender a
soñar y a luchar por eso que soñamos y a cruzarnos con almas que al brindarnos
luz proceden a convertirse en estrellas.
Vinimos a crear historias, a
aprender de cada alma y recordar a cada estrella con muchísimo amor, a mirarla
en el cielo con admiración y a mirar hacia adelante, estoy segura que desde
arriba, la vista también es maravillosa, sin más que decir ¡La aventura nos
aguarda!
Porque
el amor debe convertirse en letras, en música, en viajes y en memorias ya que sería
un desperdicio para el alma y para las estrellas dejarlo guardado en un cajón.
Deseo
que cada historia y cada estrella de tu firmamento cuando la mires, sientas esa
esperanza.
Mari.