´´No
existe ni el bien ni el mal, solo el humano’’
Desde
pequeña, a Clara le daba miedo el reflejo de su espejo durante la noche, sentía
que los arboles que se reflejaban en su ventana eran monstruos que venían por
ella razón por la cual termino por quitar ese espejo, sin embargo, a veces ella
soñaba que los monstruos tomaban forma de humano y que a su vez, no eran tan
malos y que representaban a lo que sentíamos los mortales a lo largo de nuestra
vida.
Clara era
una joven menuda y pequeña, de cabello corto negro que le llegaba hasta los
hombros, tenía pecas en las mejillas y un aspecto muy aniñado para tener 16
años, con unos ojos bastante grandes que mostraban absolutamente todas sus
emociones, para ella, los ojos eran los peores mentirosos y por eso siempre se
delataba a sí misma; Soñaba con convertirse en escritora y con hacer algo
grande para que no la olvidaran, lo que ella no sabía es que un acontecimiento
extraño llegaría a su vida y la haría reflexionar acerca de todo lo que había
dicho o pensado en algún momento.
Una noche
fría de octubre, mientras la luna se escondía entre las nubes , Clara miraba
por la ventana de su cuarto bastante confundida y triste, No sabía el porqué,
intento tomar un lápiz y escribir lo que sentía pero no encontró palabras para
describir semejante sentimiento, Solo pensaba en mirar el peculiar magnolio que su
mama había plantado cuando ella era niña, era grande, lleno de flores y
bastante vivo, solo que esta noche tenía un aspecto distinto, ponzoñoso, lúgubre,
similar a la mirada de aquel que desea el mal para otros y se frustra cuando
estos logran conseguir lo que anhelan.
Esa misma
noche, a las 3:50 de la mañana, un extraño estruendo despertó a Clara y la
llevo a asomarse por la ventana, al parecer ella era la única que lo había
escuchado y sentía miedo de que algo hubiese ocurrido, un viento sagaz paso por
su cuello y Clara sintió la necesidad de voltearse, ella sentía la presencia de
algo más en su cuarto y no sabía qué.
Solo vio
el reflejo de la ventana para saber que era, un hombre con ojos azules y piel
nívea la miraba fijamente y con gesto dubitativo.
.-Buenas
noches, Clara.- Saludo con total elegancia, Clara se asusto al escuchar esa voz
tan suave y melodiosa del tipo que tu escuchas de alguien muy inteligente y
centrado, estaba vestido elegante, la camisa y el saco estaban perfectamente
limpios, sin una sola arruga, bien parecería una estrella de cine del siglo
pasado o parte de la realeza de uno de esos cuentos que a Clara de niña le
gustaba leer.
Clara
solo de dedico una mirada de asombro o más bien pánico, el sonrió y mostro sus
perfectos dientes, parecía que estaba seleccionando las palabras que iba a
utilizar en cuestión de segundos, al empezar a hablar, lo hizo lento de tal
forma que Clara no saliera corriendo –O más bien- que no se lanzara por la
ventana.
.-He
venido a enseñarte, No soy un monstruo, Soy el guardián del árbol, tú misma me
llamaste, vendré por tres noches a darte tres lecciones, utilizando a tres
personas que tú misma conoces..- Dijo con total serenidad, como si se tratara
de un tema común, similar a cuando uno habla con su maestro acerca de entregar
la tarea del viernes.
Clara no
sabía que decir, pero por un momento le creyó, Cuando alguien cree en las
personas se siente una paz increíble al verlas a los ojos, eso fue lo que pensó
ella al reflejarse en esos serenos ojos azules, viejos como el tiempo.
.-Hoy te
daremos la primera lección, muchas veces buscamos a las bestias en los armarios
cuando están en nuestra alma, emprendemos la búsqueda de los monstruos que
están bajo la cama cuando ellos están en uno mismo, espero que entiendas esta
primera lección con sensatez, te llevare con una persona conocida.- Introdujo
como si fuera un profesor a punto de entregar una prueba, Clara se hundió en
sus pensamientos y se dejo ir entre el tiempo, en un abrir y cerrar de ojos,
estaba frente a alguien, alguien conocido como dijo el guardián.
Era una
chica alta, de cabello castaño largo hasta la cintura y de ojos grises, parecía
despedazada como si ya estuviera desertando una lucha que a la que ella jamás
quiso interceder, como si ya de algún modo u otro, estuviera vulnerable y sola.
.- ¿Qué
hacemos en la habitación de ella?- Clara no captaba nada, Diana era su amiga de
la secundaria, habían estudiado juntas desde el primer año, para Clara, Diana
había arruinado su vida por algo que ella hizo hace algún tiempo, de por sí,
Ella jamás le tuvo un cariño sincero, consideraba que Diana era una chica
fácil y que solo tenía pose de niña preocupada y por esa razón se lo
recordaba todo el tiempo, haciéndola quedar mal frente a sus amigos, cosa que a
Diana le dolía, aunque ella quería hacer ver que nada de ello le afectaba.
.- Quise
que vieras al primer monstruo.- Clara seguía sin entender.
.-Ella se
llama Diana ¿No? Estudia contigo desde siempre, le gusta mucho la química y
algún día desea hacer algo para ayudar a los demás, duerme mucho y a veces le
cuesta prestar atención en algunas materias, como matemáticas, Admira a Oscar
Wilde y tiene cierta predilección por el cine, su mejor amiga se llama Lucero
¿Me equivoco?.- hablo de ella como si fuera la descripción de la niña perfecta,
eso a Clara le molestaba, porque ella era la causante de todos sus problemas.
-No se
equivoca, solo que ella es más de lo que todos dicen.- ¡Por supuesto que era
más de lo que todos pensaban! Para Clara, Ella no era más que una estúpida
mojigata que siempre ha sentido celos de ella y por eso, todos los chicos que
se fijaban en Clara, Diana hacía que la miraran a ella, para molestarla, para
ella, le robo todo, beso al chico que le gustaba y por esa razón ella la
trataba como la trataba, ella no merecía ser como era, tener la atención que
tenia, ella se merecía todo lo que ella
le había dicho y hecho.
.-
Mírala, ella siempre te dijo la verdad, las más sinceras lagrimas se dan cuando
uno está solo, meditando consigo mismo.- Diana se había hecho ovillo en su
habitación, parecía que algo en ella se había roto ¿Puede alguien sentirse tan
mal por lo que otro le dice? ¿Acaso las palabras pueden ser tan hirientes como
las apuñaladas?
Clara se
le hizo un nudo en el estomago, ver a Diana triste era raro, considerando que
ella siempre estaba contenta, a pesar de las veces en las que ella le decía
cosas horribles con el único fin de hacerla ver lo que para Clara ella era, una
chica fácil sin ningún futuro… El guardián solo sonrió y toco el castaño
cabello de Diana, ella solo se quedo dormida… Cuando vio que ya Diana estaba
durmiendo, la miro y empezó a hablar.
.- A
veces juzgamos a las personas por lo que creemos que son, siempre la viste a
ella mal por razones indiscutiblemente ridículas, Diana no era más que una
víctima del monstruo de la envidia y celos y cuando ocurrió lo que tú dices que
fue aquello que te arruino la vida, tu utilizaste esa razón para hacerle la
vida imposible a ella, a veces las palabras hieren mucho más que los golpes y
más cuando viene de alguien que uno considera un amigo.-Clara no entendía esta
lección aun, parecía que el la estuviera defendiendo como si la muchacha que yacía
dormida fuese un ángel.
.-Lo
entenderás, mi querida Clara, al final de esta reflexión, vas a comprender la
lección.- murmuro con una sonrisa en el rostro, ese guardián cada vez la
asustaba mas.
Clara despertó
con total inquietud, a pesar de que ella pensó que lo que había sucedido
durante la madrugada era un sueño hasta que vio una nota que se encontraba al
pie de su cama decía que se verían de nuevo a la misma hora, Clara tomo la nota
y la rompió, a pesar de que le daba cierto miedo, se sentía bastante mal por
Diana, verla sola anoche la hizo entender que el monstruo era ella.
Fin de la
primera parte.