martes, 16 de mayo de 2017

La lechuza invisible




En algún bosque de un sitio que olvide, en el tiempo que no recuerdo y en el momento que en realidad no sé si sucedió.
Solamente el lobo quería captar su atención, la forma en la que sus alas se abrían y volaban era increíblemente majestuosa, parecía que sus alas fueran las estrellas que adornaban el cielo nocturno y sus ojos, sus enormes ojos amarillos los luceros que la acompañaban.
Era una hermosa Lechuza de plumas color cobre, justamente como la miel de las abejas, que solo alcanzaba a verla cuando el crepúsculo daba su espectáculo y daba paso al tiempo en el que la noche reinaba, bien su nombre le queda perfecto, ellos son los guardianes de la noche y muestran su verdadera forma cuando llega el momento de oscurecer.
Una  noche, después del crepúsculo como todos los días, el lobo se quedo esperando a que la lechuza emprendiera su vuelo nocturno. Era una noche extraña, triste y bastante fantasmal, las nubes recubrían el cielo dejando ver muy pocas estrellas y luceros, parecía que se acercaba una tormenta, sin embargo, el lobo se quedo ahí, esperando, sin importar que pasara nada, tenía que ver a su amada lechuza comenzar su danza en el aire.
El lobo inicio su camino, no sin antes mirar al cielo por última vez con la esperanza de ver si estaba la lechuza allí, estaba bastante afligido por no ver a esa pequeña lechuza hacer eso tan hermoso, ver como disfruta estar en el aire y ver como ella siente que el cielo es suyo cuando lo hace.
Mientras se adentraba en el bosque, vio una figura similar a la lechuza  que tanto había esperando para su suerte, si era, ella lucia triste con sus alas bajas, como si estuviera derrotada, Como si ya ella hubiera desertado una guerra en la que jamás quiso involucrarse.
.- ¿Por qué no viajaste por el cielo nocturno esta noche?- Pregunto el lobo, quería ayudar a la lechuza.
.- Dime ¿Tú no te cansarías de ser invisible algún día? ¿Tú no te cansas de que nadie vea como te sientes? ¿Tú no te cansas de que lo único que haga todo el mundo es decirte lo insignificante que eres?- Susurro con la voz quebrada, parecía que estaba frustrada.
.-Para mí, no eres invisible, yo quisiera abrir mis alas como lo haces tú y no importa lo que te digan los otros, tu solo abre tus alas y vuela con las estrellas que para eso naciste.- El lobo hablo con bastante ferocidad, como si de un modo u otro sus palabras la ayudarían.
La lechuza abrió sus alas de par en par e hizo lo que el lobo amaba ver, Cuando se fijo en que el la observaba, lo miro y lo único que dijo fue ´´A veces no hace falta que todos te miren, Solo aquel que lo hace con amor sincero´´.


A veces nos sentimos vulnerables y llenos de angustia, parece que todo lo que hacemos no tiene recompensa y lo cierto es que si la tiene, solo que somos tan estúpidos que no miramos mas allá de nuestras narices, quizás nos sintamos invisibles pero lo cierto es que no lo somos, siempre va a existir un lobo en nuestras historias, alguien que sea capaz de apreciarnos mientras nosotros tengamos la certeza de que nos queremos a nosotros mismos, haciendo lo que amamos, debemos recordar que nada malo dura para siempre y que de lo contrario, la recompensa será más gloriosa. Las lechuzas invisibles están por todas partes, esperándonos, una sola palabra puede ser capaz de cambiar el rumbo del día de alguien, así como ser capaz de destruirle el día por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario