En algún
bosque de un sitio que olvide, en el tiempo que no recuerdo y en el momento que
en realidad no sé si sucedió.
Solamente
el lobo quería captar su atención, la forma en la que sus alas se abrían y
volaban era increíblemente majestuosa, parecía que sus alas fueran las
estrellas que adornaban el cielo nocturno y sus ojos, sus enormes ojos
amarillos los luceros que la acompañaban.
Era una
hermosa Lechuza de plumas color cobre, justamente como la miel de las abejas,
que solo alcanzaba a verla cuando el crepúsculo daba su espectáculo y daba paso
al tiempo en el que la noche reinaba, bien su nombre le queda perfecto, ellos
son los guardianes de la noche y muestran su verdadera forma cuando llega el
momento de oscurecer.
Una noche, después del crepúsculo como todos los
días, el lobo se quedo esperando a que la lechuza emprendiera su vuelo
nocturno. Era una noche extraña, triste y bastante fantasmal, las nubes
recubrían el cielo dejando ver muy pocas estrellas y luceros, parecía que se
acercaba una tormenta, sin embargo, el lobo se quedo ahí, esperando, sin
importar que pasara nada, tenía que ver a su amada lechuza comenzar su danza en
el aire.
El lobo
inicio su camino, no sin antes mirar al cielo por última vez con la esperanza
de ver si estaba la lechuza allí, estaba bastante afligido por no ver a esa
pequeña lechuza hacer eso tan hermoso, ver como disfruta estar en el aire y ver
como ella siente que el cielo es suyo cuando lo hace.
Mientras
se adentraba en el bosque, vio una figura similar a la lechuza que tanto había esperando para su suerte, si
era, ella lucia triste con sus alas bajas, como si estuviera derrotada, Como si
ya ella hubiera desertado una guerra en la que jamás quiso involucrarse.
.- ¿Por
qué no viajaste por el cielo nocturno esta noche?- Pregunto el lobo, quería
ayudar a la lechuza.
.- Dime
¿Tú no te cansarías de ser invisible algún día? ¿Tú no te cansas de que nadie
vea como te sientes? ¿Tú no te cansas de que lo único que haga todo el mundo es
decirte lo insignificante que eres?- Susurro con la voz quebrada, parecía que
estaba frustrada.
.-Para
mí, no eres invisible, yo quisiera abrir mis alas como lo haces tú y no importa
lo que te digan los otros, tu solo abre tus alas y vuela con las estrellas que
para eso naciste.- El lobo hablo con bastante ferocidad, como si de un modo u
otro sus palabras la ayudarían.
La
lechuza abrió sus alas de par en par e hizo lo que el lobo amaba ver, Cuando se
fijo en que el la observaba, lo miro y lo único que dijo fue ´´A veces no hace
falta que todos te miren, Solo aquel que lo hace con amor sincero´´.
A veces
nos sentimos vulnerables y llenos de angustia, parece que todo lo que hacemos
no tiene recompensa y lo cierto es que si la tiene, solo que somos tan
estúpidos que no miramos mas allá de nuestras narices, quizás nos sintamos
invisibles pero lo cierto es que no lo somos, siempre va a existir un lobo en
nuestras historias, alguien que sea capaz de apreciarnos mientras nosotros
tengamos la certeza de que nos queremos a nosotros mismos, haciendo lo que
amamos, debemos recordar que nada malo dura para siempre y que de lo contrario,
la recompensa será más gloriosa. Las lechuzas invisibles están por todas
partes, esperándonos, una sola palabra puede ser capaz de cambiar el rumbo del
día de alguien, así como ser capaz de destruirle el día por completo.
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