jueves, 7 de junio de 2018

Cartas de amor a un fantasma


Me he levantado como todos los días, tome el mismo café de siempre, Salí a hablar con mi vecina, leí un poco y de repente, sentí su presencia, no sé si es eso que dicen las abuelas ‘’Cuando alguien te piensa tú lo sientes’’ pero cada vez se volvía mas fuerte ese sentimiento  ¿Por qué te fuiste? Cuando me entere de que te irías no hice más que sentarme a pensar como aquel enfermo que espera su momento para el sueño eterno, no sabía si quería llorar o si quería esperar, si quería gritarte o simplemente queria Dios me hiciera el milagro de regresarte a mi lado.

Decidí con mucha tristeza dejarte ir en silencio, pero tu rostro no se me quita de la cabeza, tu piel blanca y tu cabello castaño claro, tus ojos café que sinceramente me quitaron el sueño desde el principio ¿Sabes? Eres tu esa única persona que quise y querré, no importa dónde o con quien este.

A veces es gracioso porque quiero pensar que sigues aquí e imagino nuestro encuentro imaginario, eres ese fantasma que paso por mi vida ese 2 de noviembre, quisiera arrancarte de mi alma pero no puedo, para mi estas aquí y sigues aquí, no solo te fuiste sino que me llevaste, te quedaste con mi corazón y realmente no sé si lo pueda encontrar mientras se encuentre contigo.

Tantas veces me ha atormentado tu presencia que te he escrito muchas cartas, una tras otra desde el día que te fuiste, en total hay sesenta y un cartas, a veces te escribo feliz y otras triste ¡Tengo la esperanza de que las encuentras y las leas! Cada carta tiene una pequeña parte de mi alma, que ahora te pertenecen, te he dado tanto de mí que realmente no sé qué es lo que me queda o más bien que es lo que me dejaste.

De todas las cartas hay una que me gusta mucho, la leo una y otra vez, es del 6 de abril de 2005, el día en que te fuiste, a pesar de no querer pensar en ello sentía esa extraña sensación de vacío me ahogaba… Eras tú que te ibas, sin importar nada, ni siquiera yo.

Prometí escribir una última carta para ti, quiero dejar que te vayas y que sea el mismo Dios que decida ponernos en el mismo universo cuando sea su voluntad, quizás en 10 años o en otras vidas, posiblemente en esta vida tu no eras el que me iba a acompañar, tal vez en otras no lo se y en realidad no quisiera despedirme, siento que nos vamos a encontrar, mientras tratare de dejar mis cartas en un lugar donde tu solamente las puedas encontrar.

domingo, 3 de junio de 2018

¿Dónde está mi hogar?


Siempre he sido fan de buscar mi propio destino, correr hacia lugares nuevos y conocer personas nuevas sin embargo también me gusta mi hogar, ese lugar que es nuestro único refugio y es a mi parecer el único sitio del mundo nos sentimos protegidos, para algunos es una casa,  otros hacen su hogar en  una persona y para otros (Me incluyo) es un abrazo de mama, un diario o tal vez mis peluches con los que duermo cada noche.

No niego que cada vez que llego a casa me siento viva otra vez, como si volviera al lugar donde pertenezco y que no hay forma que nadie en el mundo pueda cambiar eso pero temo que algún día todo vaya a cambiar, mi casa no esté  allí o simplemente quizás yo no regrese a mi hogar, tal vez por eso quiero hacer mi propio espacio en mis cosas, en mis cartas, en mis peluches, en mi madre y en mis recuerdos.

He oído historias de gente que se va y no regresa a sus hogares ¡Hoy en día es muy común escucharlas! Actualmente nos hemos convertido en personas huérfanas que buscamos vivir en otro lugar, vivir con libertad y sin cadenas ¿Qué se sentirá esa libertad? Parecemos fantasmas, almas en pena que al momento de irnos nos quitan las cadenas y podemos regresar al cielo ¿Realmente eso es vivir? Sueño con la idea de que mi hogar sea el sitio de dónde vengo, volver a mi lugar de origen y que mis hijos conozcan el lugar donde crecí ¿Es mucho pedir?

La verdad, siento que no voy a regresar a mi hogar y eso me entristece, también miro con admiración a aquellos que han podido dejarlo con fuerza y levantar otro en el sitio donde están porque una cosa es estar en tu hogar donde tú puedes vivir, tener libertad de poder ejercer tus derechos como ser humano y otra muy distinta es ver como tú mismo te marchitas en un hogar lleno de sueños rotos y promesas falsas, un lugar donde sobra la miseria y las ganas de superarse son solo un mito.

Me entristezco porque no quiero ser una peregrina, amo mi hogar y estaría dispuesta a vivir lo que fuese necesario por mi casa, mi gente y todo mi ambiente pero no quisiera que un día mis hijos vieran las cosas que yo he visto o yo sufrir como lo hacen los padres actualmente ¡La sola idea de que le arranquen la vida a un hijo mío por dirigirse a su lugar de estudios me parece deprimente!  Tengo una mínima esperanza de un cambio y eso es lo que me da fuerzas para seguir luchando con vigor día tras día.

A su vez creo que este no es mi hogar ¿Dónde está la gente alegre? ¿La valentía que caracterizaba mi pueblo? ¿Dónde está la honestidad? ¿A dónde se fueron? Siento que aquellos que dejaron sus hogares se llevaron todos esos valores y características en sus maletas y ahora solo nos han dejado ese dulce recuerdo de la sociedad que fuimos hace ya tantos años, somos una sociedad marchita, lúgubre donde la única esperanza de vida que tenemos es irnos más allá de nuestras fronteras.

Quiero pensar que mi hogar volverá a ser como aquel recuerdo que vive en las personas actualmente, regresaran aquellos que un día se fueron buscando libertad y construiremos un nuevo comienzo lleno de paz, alegría y esperanza, donde no será necesario para mi preguntar dónde está mi hogar con tanto desespero, con tanta ansia de libertad ¡Algún día mis ojos verán un comienzo! ¡No me dejare quebrantar mi espíritu! ¡Vamos a vencer!

Para aquellos que buscando un hogar, pronto van a regresar, tengan esperanza.