Me
he levantado como todos los días, tome el mismo café de siempre, Salí a hablar
con mi vecina, leí un poco y de repente, sentí su presencia, no sé si es eso
que dicen las abuelas ‘’Cuando alguien te piensa tú lo sientes’’ pero cada vez
se volvía mas fuerte ese sentimiento ¿Por qué te fuiste? Cuando me entere de que te
irías no hice más que sentarme a pensar como aquel enfermo que espera su
momento para el sueño eterno, no sabía si quería llorar o si quería esperar, si
quería gritarte o simplemente queria Dios me hiciera el milagro de regresarte a
mi lado.
Decidí
con mucha tristeza dejarte ir en silencio, pero tu rostro no se me quita de la
cabeza, tu piel blanca y tu cabello castaño claro, tus ojos café que
sinceramente me quitaron el sueño desde el principio ¿Sabes? Eres tu esa única
persona que quise y querré, no importa dónde o con quien este.
A
veces es gracioso porque quiero pensar que sigues aquí e imagino nuestro
encuentro imaginario, eres ese fantasma que paso por mi vida ese 2 de
noviembre, quisiera arrancarte de mi alma pero no puedo, para mi estas aquí y
sigues aquí, no solo te fuiste sino que me llevaste, te quedaste con mi corazón
y realmente no sé si lo pueda encontrar mientras se encuentre contigo.
Tantas
veces me ha atormentado tu presencia que te he escrito muchas cartas, una tras
otra desde el día que te fuiste, en total hay sesenta y un cartas, a veces te
escribo feliz y otras triste ¡Tengo la esperanza de que las encuentras y las
leas! Cada carta tiene una pequeña parte de mi alma, que ahora te pertenecen,
te he dado tanto de mí que realmente no sé qué es lo que me queda o más bien
que es lo que me dejaste.
De
todas las cartas hay una que me gusta mucho, la leo una y otra vez, es del 6 de
abril de 2005, el día en que te fuiste, a pesar de no querer pensar en ello sentía
esa extraña sensación de vacío me ahogaba… Eras tú que te ibas, sin importar
nada, ni siquiera yo.
Prometí
escribir una última carta para ti, quiero dejar que te vayas y que sea el mismo
Dios que decida ponernos en el mismo universo cuando sea su voluntad, quizás en
10 años o en otras vidas, posiblemente en esta vida tu no eras el que me iba a
acompañar, tal vez en otras no lo se y en realidad no quisiera despedirme,
siento que nos vamos a encontrar, mientras tratare de dejar mis cartas en un
lugar donde tu solamente las puedas encontrar.