domingo, 26 de marzo de 2017

El niño que quería olvidar



El niño que quería olvidar:

Me encontraba en una habitación a oscuras, donde mi mente se llenaba de recuerdos y reflejos de felicidad, veía puertas, puertas que se abrían de par en par mostrando mi pasado y mi presente… Veía a mis padres, dueños de sí mismos, ayudando a un niño pequeño que supongo que era yo, veía las navidades pasadas, llenas de alegría y personas bailando y cantando,  veía a mi amado gato, Nicolás, maullando y caminando hacia mí con esos ojos de color amarillo, que al mirarlo lo puedes comparar con el mismísimo sol, veía a mi abuela vestida con su camisón favorito, de color blanco, veía a mis amigos, las grandes fiestas a las que asistí cuando era un adolescente ¡Hasta veo a la chica de mis sueños, en ese entonces! Esa joven pálida de ojos castaños que irradiaban tranquilidad, siempre quise hablarle pero nunca pude. En realidad, no sé el  por qué, pero en la oscuridad en la que me encontraba, sentía que olvidaba algo y si seguía en ello, me podía pasar algo grave.
-‘’Te olvidaste de mi’’- susurro una pequeña voz que se escucho al fondo del cuarto donde estaba.
De repente, se abrieron puertas diferentes, de un color oscuro, ya no veía los momentos alegres de mi vida, solo eran sombras, pesadillas que quería olvidar donde estaba un niño de aspecto extraño, pálido y con unos ojos grises sin luz, sin vida; lo recordaba, era el niño que quería olvidar, el sueño que siempre se repetía una y otra vez, donde siempre terminaba del mismo modo, el niño se acercaba hasta que hundía sus garras en mi cuello y allí terminaba todo.
-‘’Llego el momento de hacerte recordar al niño que querías olvidar’’- La voz infantil hablo, pero esta vez estaba justamente detrás de mí.
Sentía como se acercaban las garras del niño hasta que de un vuelco pude despertar. –Es un sueño- Fue lo que pensé, hasta que mientras me levantaba para buscar mis lentes e ir por un vaso de agua, pude ver una figura alejarse, de aspecto infantil e inocente, pensé que quizás fuese algo producto de mi imaginación, pero solo basta ver ese cabello negro como la tinta para saber que ese es el niño que me ha estado acechando toda mi vida, el que no quiere ser olvidado y que me hizo saber, que no todas las pesadillas son solo eso, pesadillas… Algunas son recuerdos que queremos olvidar, pero que muchas veces regresan para atormentar nuestra memoria y hacernos saber que existen y que pueden volver en cualquier momento, quizás, cuando menos te lo esperes.
Feliz noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario