lunes, 28 de agosto de 2017

La sombra de la habitación

 La sombra de la habitación 

‘’Borra su nombre, entonces; Un alma perdida mas, una tarea más negada, un camino más sin pisar, un triunfo más del diablo y una pena más para los ángeles, una injusticia mas al hombre, y ¡Un insulto mas a Dios!’’ Robert Browning, el líder perdido

La última vez que me encontré frente a sus ojos azules fue hace nueve meses, ya parecía que todos la habían olvidado pero yo aun seguía aquí esperando tu regreso como si de alguna manera, creo que sigues con nosotros, de alguna forma, permaneces junto a mí y lo estarás para siempre como un guardián.

No ha habido una noche en la que me detenga a pensar en la razón por la cual decidiste irte de mi vida para siempre, sabiendo que yo no estaba preparado para perderte y que aun te necesito como a nadie en el mundo.

Todavía recuerdo tus enseñanzas, tus anécdotas y la fuerza que transmitían esos ojos azules que tanto me encantaban mirar, era como verse reflejado en el océano. Siendo sincero, cada noche imagino que estas a mi lado como antes, aconsejándome que sea valiente y salga adelante, como tu alguna vez lo hiciste.

Veo que la casa se volvió tu reflejo, siento que te veo desde la entrada hasta el final, te imagino sentado leyendo el periódico o preparando te en la cocina como siempre lo hacías, ya no sé si tu esencia sigue viva o soy yo el que esta enloqueciendo.

Lo más curioso es esa rara sombra que todas las noches desde tu partida se posa en la esquina de mi habitación, parece de tu altura y a su vez, siento que se mueve y una noche, tal vez en abril, vi como si esta sombra cambio de lugar para estar al  lado de mi cama, haciéndome compañía.

Anoche volví a verla pero con más intensidad, pero si crees que tengo miedo te equivocas, se que eres tú que te has vuelto un ángel custodio… Hace un mes soñé que me estabas hablando, me dedicaste esa sonrisa tan dulce y me decías que ya no llorara, porque tu habías prometido estar siempre conmigo y así seria para toda la eternidad.

Donde sea que estés o si estás conmigo ahora, quiero decirte que no sabes cuánto lamento no haberte acompañado ese 10 de febrero; Se que no puedo cambiar las cosas, pero no sabes cuánto habría dado por verte una vez más.

Miro por la ventana en esta cálida noche de septiembre y la verdad es que no me siento solo porque sé que no lo estoy, quizás esta noche si pueda dormir tranquilo.

Sé que estas cumpliendo tu promesa, yo cumpliré la mía
Lo juro.

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