martes, 4 de abril de 2017

El beso de un Ángel.




Y en un fugaz movimiento, la sonrisa de ese Ángel desapareció por un momento, sus ojos reflejaban que estaba deseoso por hacer algo y que si se atrevía, cometería un sacrilegio, quizás el peor de todos.
Eran las 2:45 de la mañana, todo estaba a oscuras, me encontraba mirando al techo y pensando en la nada, era ese sueño de nuevo, ese sueño que me persigue desde hace 5 años y que de plano, necesitaba averiguar qué significaba.
Tuve la necesidad de levantarme, sentía que algo me observaba, que ese algo era lo que estaba causando mis sueños y ya era tiempo de ponerle punto final a esa situación, Al acercarme, vi como unos ojos castaños me miraban de forma divertida, Al verlo, no pude evitar soltar un grito.
-Sh, cállate, tu familia duerme- Susurro, para estar en frente, fue inhumano la forma en la que se acerco a mí.
-¿Quién eres?- Pregunte, siendo sincera, había algo en ese chico que me hacía sentir segura, a pesar de sus ojos maliciosos y esa extraña sonrisa angelical.
-Soy tu ángel guardián, te protejo desde que naciste.- murmuro.
¡Eso era imposible! Los ángeles no se manifestaban a sus protegidos, pero la tenia ese parecido con el chico de mis sueños, el chico que peca siendo un ángel y no sé por qué, pero algo me dice que soy yo la razón de ese pecado. 
-Explícame ¿Por qué te manifiestas? ¿Por qué tengo ese sueño cada noche desde hace 5 años?- Ordene. En un fugaz movimiento, la sonrisa del ángel desapareció por un momento, sus ojos reflejaban que estaba deseoso por hacer algo y que si se atrevía, cometería un sacrilegio, quizás el peor de todos.
-Por eso me manifesté hoy, esos sueños que tienes, Soy yo el que los ocasiona ¿Por qué? Simple, desde hace 5 años que tengo ese sentimiento que me quema la piel y no puedo hacer nada, los ángeles no pueden amar sus protegidos, así se presenten como cualquier persona en el mundo, está completamente prohibido.- Su voz sonaba frustrada, cansada, como si en verdad quisiera tan solo un beso, un beso mío
Me quede parada en seco, ese sueño que se repetía una y otra vez siempre me dejaban una sensación de querer ansiar mas, de tener sed de algo que no iba a suceder.
-Perdóname- Fue lo único que escuche decir de ese ángel de ojos castaños y piel de porcelana.
De repente, como en mis sueños, el chico se acerca en seco y siento como sus manos se acercan a mi cintura, veo como en su mirada refleja el dolor que sentía por hacerlo, sabía que estaba mal, pero aun así, el deseo pudo más que él y cayó en la tentación como lo puede hacer un cualquier humano pecador, Sus labios rozaron los míos y por un instante, tan solo un instante pensé que se iba a alejar, Pero no lo hizo, siguió.

Y, por primera vez, el ángel peco.

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